Del conjunto de recursos energéticos que utilizamos, la electricidad es la forma de energía más controlable. Por lo tanto, puede ser la forma más inteligente de ahorrar energía y por ello es importante afrontar el reto de mejorar la eficiencia energética de las instalaciones eléctricas.
Consideramos que una instalación eléctrica está operando de forma segura, cuando no aparecen desviaciones de los valores esperados de tensión, corriente o frecuencia, evitando en consecuencia, fallas erráticas o inadecuadas operaciones de los equipos, como consecuencia de la presencia de perturbaciones que alteran la calidad de la energía eléctrica disponible en la instalación.
Dichas perturbaciones las consideramos como de naturaleza:
- Externa: Originadas en el propio suministro eléctrico (mala calidad del suministro)
- Huecos de tensión.
- Interrupciones (accidental o no prevista) de la alimentación.
- Sobretensiones.
- Desequilibrios de tensión.
- Armónicos.
- Fluctuaciones de tensión.
- Interna: Originadas en la propia instalación.
- Energía reactiva y factor de potencia.
- Desequilibrio de cargas.
- Armónicos.
Los efectos más comunes que aparecen en una instalación eléctrica como consecuencia de la presencia y manifestación de las perturbaciones arriba indicadas suelen ser por lo general:
- Errores en ordenadores y equipos informáticos: Re-inicialización, bloqueos, errores de disco o datos.
- Daños o malfuncionamiento de sistemas de control: Pérdida de control del proceso, fallos de dispositivos hardware, daño en dispositivos remotos.
- Deterioro de la onda de tensión, y consiguiente funcionamiento incorrecto de los receptores eléctricos.
- Mal funcionamiento de equipos de protección: Disparo de interruptores y fusibles.
- Ruidos y vibraciones en cuadros eléctricos y motores.
- En elementos de interconexión: Aparición de arcos eléctricos o conexiones quemadas.
- Sobrecalentamiento de transformadores, contribución a la aparición de ferro-resonancia. Pérdidas de capacidad de suministro de potencia de los mismos.
- Sobrecalentamiento de maquinaria rotativa. Embalamiento y frenado de motores asíncronos.
- Sobrecalentamiento en conductores y muy especialmente en el neutro de las instalaciones debido al efecto pelicular.
- Disminución de la vida útil de equipos. Reducción de la eficiencia eléctrica del sistema.
- Interferencia en redes de comunicación: Acoplamientos en redes de telefonía y datos
- Mal comportamiento de cargas eléctricas.
- Disminución del factor de potencia y envejecimiento, e incluso destrucción, de las baterías de condensadores debido a fenómenos de resonancia y amplificación.
- Errores en la medición del consumo de energía.
Por otro lado, actuar sobre las perturbaciones conlleva a la reducción de las perdidas de energía eléctrica asociadas, de tal suerte que minimizando las mismas se consigue optimizar el consumo de energía activa (KWh) haciendo que esta última sea los más próxima posible a la energía útil demandada por todo el abanico de receptores de una instalación.
Los dispositivos de protección de la calidad de la energía eléctrica constituyen un elemento fundamental como herramienta de gestión sobre la eficiencia energética de un sistema, al tiempo que mejora el rendimiento funcional de la misma, le permite obtener importantes beneficios económicos.
Si su instalación eléctrica presenta, o es susceptible de presentar potencialmente, uno o varios de los síntomas que caracterizan los efectos descritos anteriormente como consecuencia de la presencia de perturbaciones eléctricas, no duden en consultarnos.
Antonio Maestro
Ingeniero industrial
Responsable técnico de Oinnova